Brasil, el segundo equipo de los mexicanos.

 

Por Omar Colío 

Históricamente Brasil ha sido "el segundo equipo" de la afición mexicana al futbol en torneos internacionales.
En el gigantesco estadio—más colosal que el coloso de Santa ÚRSSula—que está lleno con nuestras ilusiones destrozadas, Brasil brilla como un segundo sol. Para el aficionado mexicano, que sufre con su equipo pero nunca deja de soñar, la verdeamarela es un refugio de esperanza. El aficionado mexicano admira su samba en el césped, la trama poética en la que hilan sus goles, la magia que emana de sus exquisitas jugadas. Qué, para ser honestos, hoy en día es cada vez menos común en la canarinha, en estos oscuros tiempos el jogo bonito escasea.
Pero en fin, en cada torneo, cuando México inevitablemente es eliminado mucho más temprano de lo que nos gustaría, buscamos consuelo en la magia brasileña, como quien encuentra en un amigo cercano el aliento para seguir adelante. Brasil es el segundo equipo de los mexicanos porque encarna la alegría y el arte que quisiéramos ver reflejados en nuestros propios colores.

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