¡Que chingue a su madre el Leverkusen!: Futbol y capitalismo





Por Omar Colío

Quiero dejar esto claro: no tengo nada personal en contra de los jugadores del Bayer Leverkusen, ni contra el buen futbol que han practicado esta temporada. Pero la verdad es que me estoy gozando el aplastante triunfo del Atalanta de Giampiero Gasperini sobre el equipo de Xabi Alonso en la Final de la Europa League.. ¿Por qué? Pues porque  Leverkusen es una “pueblo industrial”,  una tienda de raya de nuestros días, una cárcel tan grande que no requiere de murallas que usa la farmacéutica Bayer como corral para su ganado, que es como ellos ven a sus empleados. Porque la Bayer, con su historial de prácticas nefastas, incluyendo la producción de gas venenoso en la Primera Guerra Mundial y el escándalo del factor VIII contaminado con VIH en los 80s, es una compañía cuya maldad destaca incluso entre las farmacéuticas más despiadadas y recordemos que las farmacéuticas se posicionan en la parte alta de la tabla general de la industria más ojete. Es por ello que me alegra que los alemanes no ganen la Europa League y  no logren irse invictos toda la temporada.

Por cierto, escribiendo esto me doy cuenta de que el odio es  una de las emociones que nos mantienen enganchados al futbol, quizás es la más poderosa en el coctel magnético que nos mantiene atentos a las incidencias de la pelota. En el fondo ya lo intuía, igual que sé que lo intuyen todos.

En fin, mientras los equipos luchan por la gloria en el campo, es crucial recordar que detrás de las camisetas y los escudos, hay historias de poder y avaricia. Por ello celebro que al menos simbólicamente las farmacéuticas como Bayer, responsables de tanto sufrimiento, no se salgan con la suya, que el futbol siga siendo un refugio de esperanza, aunque también sea muchas veces un reflejo de nuestro lado más oscuro. ¡Que chinguen a su madre las farmacéuticas. Nunca olvidemos lo que representan!

Ah y también un aupa por la ciudad de Bergamo, sede del Atalanta, que sufrió una de las tazas de mortalidad más altas durante la pandemia. Esto debido a que la decisión de la UEFA de no suspender un partido de la Champions entre el Atalanta y el Valencia durante una etapa crítica del contagio, que tuvo como resultado que que el encuentro en Milán entre La Dea y los Naranjeros se convirtiera en una bomba biológica que afectó seriamente a las comunidades italiana y española en una época en la que se conocía muy poco sobre el COVID-19. Que el triunfo de Atalanta sirva como un tributo a aquellos que perdieron la vida y a sus familiares, víctimas de una crisis mal gestionada desde el principio.

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