¿Qué tranza banda? Hola de nuevo. ¿Querían que les escribiera
algo respecto a la Serie de Grandes Ligas en la Ciudad de México? ¿Para qué?
¿Quieren que les siga diciendo lo mismo? Que es un evento sin corazón, que es
puro negocio. Que es un acontecimiento que no deja ningún valor deportivo ni
cultural, que sólo es una representación más del neocolonialismo y la
gentrificación a la que nos enfrentamos día a día en esta ciudad y sólo sirve
para acrecentarle el ego a gente que lo único que le interesa es presumir en Instagram?
¿O que les hablara de los pinches Astros? De como este equipo de pelota es
aliado del gigante conglomerado petrolero Halliburton, que utiliza la guerra en
Medio Oriente para su beneficio económico, que lucra con la muerte. ¿O de cómo
en lugar de odiarlos por eso la banda los odia porque hicieron trampa pegándole
a unos tachos de basura? ¿O que les hable del equipo de Ligas Menores, del
perpetuo desastre que les pusieron enfrente?
No, mejor les cuento algo menos deprimente. Una historia de
un hombre que las Grandes Ligas quieren que olvides. De un hombre tan
importante para la historia del beisbol profesional como Jackie Robinson o
Roberto Clemente. Me refiero a Curt Flood, quien sacrificó su carrera para combatir
la cláusula de reserva, una especie de “pacto de caballeros” de su época, una
herramienta que utilizaban los dueños de los equipos de Grandes Ligas para ejercer
un control total sobre las carreras de los peloteros.
Primero hay que decir que al igual que Robinson y Clemente, Flood
fue un pelotero destacado. Debutó en las Mayores apenas a los 18 años de edad con
Cincinnati en 1956. Pero sus mejores años fueron con los Cardenales de St.
Louis con los que ganó 7 guantes de oro en el jardín central, además de dos
campeonatos de la Serie Mundial en 1964 y 1967.
En aquellos días la cláusula de reserva permitía que los equipos renovaran
automáticamente los contratos de los jugadores por un año más al finalizar su
contrato actual. Esto significaba que los jugadores no tenían mucho poder para
decidir dónde jugar.
En 1969, Curt Flood fue intercambiado a los Phillies de
Filadelfia, pero él no quería irse a los moribundos Phillies, que además se
caracterizaban por tener una afición tremendamente racista, por lo que decidió desafiar la cláusula de
reserva y se negó a aceptar el cambio. Envió una carta al comisionado de las
Grandes Ligas, Bowie Kuhn, expresando su deseo de poder elegir dónde jugar,
como cualquier otro ciudadano.
Flood, respaldado por la Asociación de Peloteros de las
Grandes Ligas, demandó al comisionado Bowie Kuhn y a la MLB, argumentando que
la cláusula de reserva reducía la competencia y, por lo tanto, era una
violación a las leyes antimonopolio.
Flood también comparó la cláusula de reserva con la aparcería
y la esclavitud al decir que: El mismo sistema de la cláusula de reserva fue el
que usaron en el sur donde el dueño de la plantación era dueño de todas las
casas en las que vives. Y trabajabas para él y comprabas en su tienda y por eso
nunca podías salir de ese círculo vicioso.
El caso de Flood llegó hasta la Suprema Corte de los Estados
Unidos en 1972, este tribunal, como casi siempre, se decantó por el gigante
capitalista y permitió a las Grandes Ligas mantener la exención antimonopolio
que se le había otorgado al béisbol profesional en 1922. Flood nunca volvió a
jugar pelota profesional, pero su sacrificio no fue en vano. Su valentía
inspiró cambios importantes en el beisbol.
La derrota de Flood señaló al Sindicato de Peloteros que
cualquier revisión seria de las operaciones de la liga no podía pasar por los
tribunales. El acuerdo colectivo original entre la liga y la Asociación de
Jugadores había creado un sistema de arbitraje para disputas laborales. El
director ejecutivo del Sindicato, Marvin Miller lo utilizó en beneficio de los
jugadores, animándolos a no firmar contratos y arbitrar sus disputas
salariales. El primer agente libre oficial de la MLB fue Catfish Hunter, quien
en 1974 llevó a los Oakland Athletics a arbitraje por incumplimiento de
contrato. El árbitro Peter Seitz declaró nulo el contrato de Hunter con los
Athletics, permitiéndole firmar con el equipo que quisiera. El contrato de $5.5
millones que eventualmente firmó con los Yankees fue en ese momento el más
grande de cualquier jugador de las ligas mayores.
El sindicato de peloteros continuó presionando para eliminar
la cláusula de reserva. Finalmente, fue anulada en diciembre de 1975 en un caso
que involucró a los jugadores Dave McNally y Andy Messersmith, dos peloteros
blancos. En julio de 1976, el sindicato y los propietarios de equipos de beisbol
llegaron a un acuerdo de contrato colectivo que incluía la agencia libre.
Y ya está, ahí otro ejemplo que la lucha por los derechos
laborales funciona, sobre todo si cuenta con el apoyo de un sindicato, es
gracias al sacrificio de Curt Flood que el sindicato de peloteros sea uno de
los más poderosos en el mundo, es gracias al sacrificio de Curt Flood que hoy
en día los peloteros puedan aspirar a la agencia libre, lo que les permite firmar
contratos de 700 millones de dólares para luego transferir 4.5 de esos millones a un corredor
de apuestas bajo investigación si tu traductor te lo pide.
Y sí, es una estupidez y una grosería que alguien gane 700
millones de dólares por jugar beisbol, pero si eso gana el pelotero, hay que
pensar en cuánto más gana el dueño.
La próxima vez que estés viendo un juego de beisbol piensa
en el sacrificio de Flood, en como los grandes capitalistas utilizan las
instituciones para mantener el yugo apretado sobre sus trabajadores y sobre
todo piensa en el concepto de plusvalía y en lo que todo esto tiene que ver con
tu vida y con la de los que te rodean.
¡Viva la huelga y la lucha sindical! ¡Viva la lucha por los
derechos laborales!
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