Don Jorge Luis


 Por Omar Colío 

Por Omar Colío

Profesora Godínez: ...Y es así como llegamos a Don Jorge Luis Borges. La obra de Borges es trascendental en la literatura por su habilidad única para fusionar la filosofía, la metaficción y la exploración de la identidad humana. Su estilo y sus temas universales invitan a una reflexión profunda sobre la naturaleza del tiempo, la realidad y la percepción. Estudiar a Borges no únicamente enriquecerá nuestra comprensión de la literatura, sino que también nos invitará a cuestionar y explorar los límites de nuestra propia percepción y comprensión del mundo...

Juan: (Interrumpe) ¡Ay, no mame, profa! ¡Borges era un pinche facho! ¡Se la mamaba a Videla y a Pinochet! Un pinche intelectual rancio, un erudito que sólo escribía sobre siete cosas y luego las repetía. No era nada original, se la pasaba mamando con los espejos, los laberintos, los libros, los tigres y el infinito. Qué imaginación tan chiquita, ¡Así qué fácil!, Borges es la perfecta imagen de un reaccionario, de alguien comodino, huevón y privilegiado. ¡Pinche ciego!, era ciego antes de perder la vista, o peor, no era ciego, sólo le gustaba hacerse pendejo.

Profesora Godínez: Joven, aquí hay libertad de expresión, pero le voy a pedir de la manera más atenta que modere su lenguaje. Segundo: Si bien hay quien encuentra las posturas políticas de Borges cuestionables, aquí separamos al artista de la obra. Tercero: ¡Vaya insolencia! He de suponer que su prosa, Rosado, es mejor que la de Borges, que usted leyó más libros que él, que su imaginación es super...

Juan: (Interrumpiendo) Al chile sí, sí he leído más libros que Borges y eso que yo no tengo un esclavo que me los lea en voz alta, ¡Al chile Borges me la pela!

(Se escuchan algunas risitas)

Profesora Godínez: ¡Carajo, Rosado! Ya le pedí que por favor modere su lenguaje.

(Las risas ceden)

Juan: Ya ve cómo es, profa, toda dogmática, toda aguada, toda cuadrada, toda obtusa. Si yo hubiera leído tantos libros como usted, ¡No mames! ¡Haría que esta clase se cagara de risa mientras aprende! No que aquí, puro cementerio de neuronas. Supongo que hay que cuestionar la calidad de las lecturas y no la cantidad, sobre todo porque esas lecturas eruditas no son más que un montón de burgueses oliéndose los pedos unos a otros y jurando que los pedos de su compadre son perfume.

(La profesora Godínez se queda impávida, no por falta de argumentos, sino porque está encabronadísima y sabe que si abre la boca le va a mentar la madre al pinche chamaco insolente y se puede meter en problemas.)

Iván: Cámara, pinche Juan, ya cállate. Ya deja de molestar a la profesora, eso es violencia de género y a nadie le interesan tus opiniones brillantes.

El resto de la clase: Sí, ya cállate, pinche Juan.

Juan: Tú qué, pinche Iván, pinche lamehuevos del canon, por eso tus obras están bien chatas mijo, porque eres un erudito, todo un intelectual, nomás copias con letra bonita lo que otros más inteligentes que tú escribieron antes.

Iván: Chinga a tu madre, pinche visco.

Profesora Godínez: Sr. Rosado, por favor deje de faltarle al respeto a sus compañeros, le pido de la manera más atenta que se retire de la clase, ya ha dejado en claro su opinión, no gana nada saboteando a aquellos que sí tienen ganas de aprender.

Juan: Nel, esta es una universidad pública. Al chile yo no me muevo.

(Iván se levanta de su pupitre, se encuadra como un gorila y se dirige furibundo hacia el pupitre de Juan.)

Iván: Párate o te paro, puto.

Juan: Chinga a tu madre.

(Iván le da un zape quedo, Juan se queda como pendejo y no reacciona, Iván le da otro zape más fuerte y lo tira con todo y pupitre, la adrenalina invade a Juan, que logra incorporarse rápidamente y lanzar el pupitre que tenía encima por los aires, una de las patas se clava en la cavidad donde un instante antes estaba el ojo de una compañera. Iván golpea secamente a Juan en la cabeza y lo noquea, mientras está en el piso, el resto de la clase lo empieza a patear.)

La Profesora Godínez contempla la escena sin saber qué hacer, de repente decide tomar rápidamente sus cosas y salir corriendo, mientras sale del salón, le grita a la clase: Puesto a que no hay las condiciones para dar clase, me retiro.

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