Yo soy Mike Tyson



Por Omar Colío

Hola, me llamo Mike Tyson. Seguramente han escuchado hablar de Mike Tyson, seguramente han oído que Mike Tyson fue el campeón mundial pesado más joven de la historia, o que los aficionados al boxeo odiaban a Mike Tyson porque acababa con su rival en segundos y no les daba tiempo ni de embriagarse, o que cuando Mike Tyson perdió el invicto con Buster Douglas fue la sorpresa deportiva más grande de la historia y puso en problemas a varios casinos, o que Mike Tyson le arrancó un pedazo de oreja a Evander Holyfield, o que Mike Tyson estuvo involucrado en muchos escándalos y fue a la cárcel, etcétera.

Pero yo ya me cansé de hablar de eso, ya no soy ese Mike Tyson, ése es el viejo Mike Tyson y no pienso hablar de él, yo soy el nuevo Mike Tyson, mi vida cambió por completo hace un par de años cuando probé el veneno del Bufo alvarius, el sapo del desierto de Sonora.



Quiero decir, yo he probado de todo, fumo hierba desde que era un niño, solía acabar con el licor más rápido de lo que acababa con mis oponentes en el ring, amo las puertas que los hongos abren en mi mente y creo que todos conocen los problemas que he tenido con la cocaína. Pero hombre, el DMT, el DMT es lo más fuerte que he probado, no hay nada como esa mierda, de verdad cambia tu percepción de la vida, hace morir tu ego.

El ego, el ego, el ego, todo lo que he tenido es mi ego, el ego es lo que me hizo exitoso. Mi viejo entrenador, mi padre, mi verdadero padre, Cus D’Amato, el único hombre que creyó en mí cuando yo era un joven ladrón, el único hombre que me quiso incondicionalmente, cultivó mi ego y con ello me convirtió en uno de los mejores peleadores de la historia, el ego me dio todo, por eso soy un pedazo de mierda egoísta y creo que el mundo gira a mi alrededor.

Pero la verdad es que las personas con grandes egos a menudo tienen baja autoestima y usan su ego para ocultarlo. Yo estaba lleno de ira desde el momento en que nací, sufría por ser negro, por ser pobre, por no tener oportunidades, por ver a mi madre prostituirse, por ser pequeño (apenas mido 1.78), porque la gente se burlaba de mí por mi voz aguda y porque no puedo pronunciar la letra “s”. Era un saco de ira, odiaba a todo el mundo, por eso peleaba y era el mejor a la hora de los putazos, lo sigo siendo.

Pero todo cambió una vez que probé el DMT, ahora soy puro amor.



La descripción que voy a hacer apesta, no soy capaz de encontrar las palabras para hacerle justicia a lo que pasa en un viaje de DMT, Yo creo que ni Shakespeare podría hacerlo, ya quisiera ver al bardo montado en el sapo jajajajajaja.

Cof cof cof, jajaja perdonen, perdonen las risas, pero es que me prendí un porrito de Tyson 2.0, la mejor cannabis de América, usted ahora puede fumar la misma hierba que Mike Tyson y se la llevamos hasta la puerta de su casa, ¡Mierda! A varios güeyes del ghetto se los llevaron los cerdos por hacer lo mismo que yo estoy haciendo ahora, los llamaron traficantes y dijeron que eran una amenaza para la sociedad, la mayoría de ellos murieron en la cárcel, el resto sigue ahí pudriéndose, alejándose de su salvación y de la felicidad.



Pero, ¿En qué estaba?....Ah, sí, estaba hablando del sapo. Bueno pues en mi primer viaje me prendí y a los pocos segundos me empezó a hacer efecto, creí que otra vez la había cagado, creí que estaba muriendo, por un milisegundo que pareció durar años volví a sentir la ira con la que peleaba y con ella traté de combatir el efecto, quiero decir, en ese entonces era un desastre, estaba usando cocaína como loco, pero tuve una revelación, supe que estaba frente al oponente más duro que he enfrentado, yo mismo, mi ego. Así que simplemente dejé de combatir, y me dejé llevar, me fui a la otra dimensión a la que te lleva el sapo.

Estaba desnudo y asustado, imagínense, el “Hombre más malo del planeta” asustado, humillado ante el sapo, que te hace saber que no eres nada, pero una vez que el ego muere todo es maravilloso, ya no existe una frontera entre tú y Dios, entre tú y el todo. Fue apoteósico, sentí la presencia de la inteligencia que mueve al cosmos, vi cosas aztecas, vi sapos, vi ángeles, vi animales extraños, vi la verdad, vi mi pasado, vi a Dios.

¿Alguna vez han sido golpeados por Dios? Yo sí. Cuando estuve volando en el sapo empecé a tirar puñetazos al aire, yo sabía que al golpear al aire estaba golpeando a Dios, porque el viento es Dios y Dios es todo y todos somos Dios, así que al tirar mis puños mortíferos al aire estaba golpeando a Dios, pero en ese mismo instante Dios me devolvió los golpes y me enseñó que al herir a otros también me hería a mí mismo, desde entonces soy una nueva persona.

Ya no temo a morir, el DMT hace que te despreocupes por la muerte, nada importa, aunque la vida parezca importante te das cuenta de que estarás aquí para siempre de una forma u otra.

Lo triste es que aunque el sapo te ilumina, te cambia la vida, te hace ver que eres un ser infinito, te hace ver que la vida sólo es un pequeño paso que te prepara para la eternidad de la muerte, es algo ilegal. Terence McKenna, un tipo que dedicó su vida a la investigación del chamanismo y la psicodelia solía bromear con que entonces todos deberíamos estar en la cárcel por posesión de DMT, porque además de encontrarse en plantas y animales ¡El DMT es una sustancia que produce tu cerebro! Se produce en nuestra glándula pineal, que es lo que los sabios orientales llamaban “el tercer ojo”.

Cuando nacemos nuestro cerebro suelta DMT, lo mismo pasa cuando morimos y cuando soñamos, las imágenes que vemos en los sueños son alucinaciones de DMT. Además, el DMT ha sido siempre parte de la medicina tradicional sudamericana.

Así que, que sea ilegal es absurdo, peor aún, en realidad es un método de control, porque si usas DMT dejas de beber alcohol, dejas de consumir opioides y eso obviamente no le conviene a estas gigantescas industrias. También te ilumina, elimina toda la contaminación que hay en tu cerebro causada por las luces brillantes de la publicidad y la televisión, te hace olvidar el consumismo al que nos somete el capitalismo a través de sus medios de control mental.

Además de hacerme dejar las drogas duras y el alcohol, el DMT, la muerte de mi ego, el sentir la presencia de algo mucho más grande que yo, tan grande que no puedes concebirlo, me ayudó de muchas otras maneras. El sapo me dijo: “Tienes que ponerte en la mejor forma física posible, gordo de mierda” y bajé 50 kilos en cuatro meses. Ahora juzgo diferente a las personas, el DMT no te deja lastimarte a ti mismo, ni estar cerca de personas que te lastimen, también te permite alcanzar tu máximo potencial, antes siempre trataba de hacer algo estúpido que iba a dañarme a mí y a mis seres amados, pero ahora no puedo hacerlo, ahora estoy en una misión espiritual. Ahora sé que Dios no me bendecirá si no estoy limpio, si no predico el amor.

Soy un hombre tonto que nunca fue a la escuela, pero aun así ahora estoy lleno de sabiduría. Ahora sé que todo es amor, que somos animales a los que nos enseñan a comportarnos como humanos a través del castigo, por eso ya no mato insectos, si un insecto te pica, ese debe ser el más grande placer que has sentido en tu vida, yo sé que duele, pero el dolor que estás sintiendo es el amor de Dios. Si matas a todas las hormigas del mundo, el mundo se acaba, si matas a todas las abejas del mundo, el mundo se acaba. Si matas a todos los seres humanos del mundo, el mundo florece.

Pero ey, no le crean a un hombre tonto como yo, créanles a los investigadores que dicen que el DMT puede ayudar a la gente, o por lo menos créanle a Aaron Rodgers, que recientemente le atribuyó el éxito que tuvo en las campañas 2020 y 2021 (en las que fue nombrado Jugador Más Valioso de la NFL) a un viaje de ayahuasca (cuyo principal activo es el DMT).

El DMT y la marihuana y los hongos me han vuelto una persona reflexiva, al final del día voy a mi terraza a reflexionar sobre todas las cosas que me pasaron, pienso en qué están sintiendo todos los que me rodean, trato de ser empático con el mundo.

Todavía sufro, cuando voy al campamento de tenis de mi hija tengo que jugar con niños ricos blancos que traen playeras que me recuerdan al viejo yo en las que sostengo una granada en la mano, y después del juego todavía tengo que besarles el culo, todavía tengo que ofrecerles un autógrafo o una foto.

Yo siempre quise que todo el mundo supiera mi nombre, pero no sabía que eso viene con una maldición, todo el mundo quiere estar cerca de mí, quiere algo de mí, o quiere hablar mierda de mí en mi cara, o quiere recordarme los demonios de mi pasado, hasta sigue habiendo idiotas que me siguen retando a una pelea y yo tengo que lidiar con toda esa mierda y lo peor es que a donde quiera que vaya una multitud se forma a mi alrededor y eso a mis hijos les asusta, cuando eso pasa ellos salen volando, por eso no puedo pasar tiempo con ellos en público.

Y yo siempre me tomé todo eso personal, que la gente se acercara a mí siempre me causó aversión, muy tarde aprendí que es parte del trabajo.

Pero gracias al DMT he podido enfrentarme y vencer al fantasma de mi ego y disfrutar de mi vida, lo que más me hace feliz es ver a mi hija jugar al tenis, ella es una prodigio, juega con mujeres, con hombres, con quien sea.

Soy un hombre exitoso que piensa en el futuro y el futuro son mis hijos, por eso no paro de trabajar para dejarles algo y que ellos no tengan que sufrir la misma mierda que sufrí yo en mis primeros años, además de Tyson 2.0 estoy metido en las bienes raíces y en un sinfín de negocios de los que ya ni me acuerdo jaja, podré tener tatuados a Mao y al Che Guevara pero creo en la libre empresa, qué sorpresa, Mike Tyson es un hombre lleno de contradicciones. Y yo sé que no soy perfecto, a veces sigo siendo el viejo Mike, el que quiere la atención, el que prefiere que lo jodan porque cree que si la gente no lo jode es porque no lo quieren.

En fin, eso es lo que quería contarles sobre el nuevo Mike Tyson, el profeta del amor y la autosuperación, el Mike Tyson que vive por el amor sus hijos y a todos los seres vivos del mundo.

¿Y tú, ya te has enfrentado a tu ego?







 

Comentarios