Aficionados de la Green Brigade del Celtic muestran su apoyo a Palestina en la Champions League. Por Omar Colío Después de que las atrocidades cometidas por el Estado de
Israel hicieran que su equipo nacional de futbol fuera expulsado de la
Confederación Asiática en 1974, la UEFA les abrió la puerta para intentar
clasificarse al Mundial de 1982 por la vía europea. Esto fue el inicio de una
relación de complicidad entre los genocidas israelitas y la UEFA, que se
solidificó en 1994, cuando la UEFA le otorgó una membresía completa a Israel
para formar parte en todos los torneos de este organismo a nivel de clubes y
selecciones. Esto era de esperarse, sobre todo sabiendo que además de
Estados Unidos, las potencias europeas (particularmente Gran Bretaña) jugaron
un papel clave para la formación injustificada de este Estado imperialista y genocida,
a quien apoyan pues les garantiza tener un aliado en sus importantes intereses
económicos en Medio Oriente. Además hay que mencionar que el Estado de Israel
es controlado por los judíos askenazi, es decir, los judíos europeos. Si bien la UEFA fue cómplice del genocidio en Palestina
desde que le garantizó una membresía a Israel, su nivel de participación en el
actual genocidio que están realizando los israelíes en Gaza ha alcanzado otro
nivel, ha llegado a un nivel de intolerancia francamente fascista, pues el
organismo que regula el futbol europeo ha prohibido toda muestra de solidaridad
con el pueblo palestino y ha castigado sin piedad a todo aquel que se haya
negado a acatar esta injusta e intolerante norma, lo cual es un grave atentado
contra la libertad de expresión. En el reciente partido de la Champions League entre el
Celtic y el Atlético de Madrid en Glasgow, la Green Brigade —barra antifascista
del Celtic — desafió a la UEFA y desplegó miles de banderas palestinas, la UEFA
no tardó en multar al club escocés que después de esto le dio la espalda a sus aficionados
más fieles rescindiendo el abono de toda persona que haya desplegado una
bandera palestina. A esto hay que sumar los vetos a este tipo de
manifestaciones anti genocidio que las federaciones nacionales de futbol
europeos han impuesto en sus países copiando el decreto de la UEFA y qué me dicen
del caso del neerlandés Anwar El Ghazi, cuyo contrato fue rescindido por su equipo,
el Mainz 05 alemán, por manifestarse a favor de Palestina. La relación entre la UEFA y el Estado de Israel ha sido,
desde sus inicios, motivo de polémica debido a la complicidad de la
organización con un Estado culpable de cometer atrocidades en Palestina. La
membresía otorgada a Israel en 1994 marcó un punto de no retorno en esta
colaboración, que se ha convertido en un ejemplo de intereses económicos y
políticos prevalecientes sobre cuestiones humanitarias. La prohibición de
manifestaciones de solidaridad con el pueblo palestino y las sanciones
impuestas por la UEFA revelan un nivel de intolerancia y represión preocupante,
llegando incluso a socavar la libertad de expresión. La reciente multa al
Celtic y la rescisión del abono de aficionados por mostrar banderas palestinas
en un partido de la Champions League ejemplifican esta actitud. Este es otro ejemplo más de cómo el futbol profesional es
gobernado por intereses macabros, es un ejemplo claro de cómo se penaliza la
solidaridad y se castiga a quienes se atreven a desafiar la injusticia en el
fútbol europeo. Esta situación ilustra la necesidad de un debate más amplio
sobre los valores y la ética en el deporte, en un mundo donde los intereses
políticos a veces eclipsan la humanidad y la justicia. Desde Deporte Ultravioleta condenamos a la UEFA y a los clubes
europeos de futbol que apoyan el genocidio y reprimen la libertad de expresión.
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