Narraciones Poetosas: El gol de Olga Carmona





Tiro de esquina en los últimos instantes de un duro y abrumador partido jugado con todo el tesón y la intensidad con los que sólo juegan las mujeres.

Pero a pesar de toda la intensidad, a pesar de la feroz lucha, las grandes emociones, la algarabía, los orgasmos múltiples y colectivos que causa el futbol, esos que sólo son provocados por el gol, se tardaron en llegar.

A menos de diez minutos de final, un contundente derechazo de Salma Paralluelo le reventó el himen a la portería y fue a clavarse violentamente al ángulo inferior izquierdo para poner a España muy cerquita de la gloria. Pero siete minutos después, Rebecka Blomqvist prendió de un bote una maravillosa volea que se incrustó en la portería y en el corazón de las españolas y le devolvió la ilusión de alcanzar su segunda final de Copa del Mundo a las suecas.

Es así como llegamos a las postrimerías del encuentro, a este tiro de esquina en la punta izquierda a favor de España a punto de ser cobrado por Teresa Abelleira, Suecia defiende con las once, cinco españolas buscan el remate que las conduzca al paraíso, escandinavas e ibéricas bailan una hosca danza en el área.

Pero España no va a ganar esto con fuerza, lo va a ganar con inteligencia, con elegancia, con elocuencia, con ternura. En lugar de centrar a la olla, Teresa toca el balón hacia atrás donde de la nada se materializa etérea como un fantasma la capitana Olga Carmona que aparece en el borde del área completamente desmarcada.

Olga se acomoda la bola para rematar de zurda, podría hacer lo que Andrés Iniesta hizo en su legendario gol en Stamford Bridge e intentar impactar la pelota con tal fuerza que reviente e incendie la redes, pero entre ella y la portería hay una colosal muralla amarilla y roja formada por las jugadoras y detrás de ello una gigantesca dragona vikinga vigila vorazmente la meta, el castillo sueco. La violencia no resolverá esta ecuación, para hacerlo hay que apelar a la delicadeza, así que con su zurda acaricia ferozmente al balón, de su botín sale un disparo colocado, una exquisita parábola, un bellísimo cometa que logra superar a la gigantesca arquera vikinga, golpear el travesaño del castillo y colarse sutilmente hasta el fondo de las redes para mandar a España a su primera final de Copa Mundial Femenina.



 

 

 

 

 

 

 



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