Por Omar Colio
Frente a las repugnantes caras blancas
Del beisbol gentrificado
La Ciudad Monstruo contagió su caos a la pelota.
Una vorágine de pólvora, turbulencia y pifias
envolvió a Doña Blanca
que alocada por respirar tanto smog
Nos regaló un espectáculo dantesco
Y jodidamente divertido
en el diamante
Pero los espectadores, los testigos con sus
Corazones de cartón y sus cerebros de cacahuate
Estaban más entretenidos
Buscándole el fondo a su vaso de cerveza
Y sacándose la selfie
Para presumir en Instagram.
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