Hilarante fue la conferencia de prensa que el presidente de
la FMF Yon De Luisa ofreció ayer en las instalaciones de la Federación. Entre
una nube de inútiles promesas, los directivos del futbol mexicano una vez más revolvieron
las turbias aguas entre las que tienen asfixiado al balompié nacional y de
ellas sacaron vanas soluciones—que más que tener pinta de soluciones tienen pinta
de ser más de su mierda— y prometieron el cambio. Cosa bastante absurda, pues para que hubiera un
cambio verdadero sería necesario que ellos mismos renunciaran, que dejaran de estrujarle
el cuello a la gallina de los huevos de oro, cosa que por supuesto nunca van a
dejar de hacer voluntariamente.
Como diciendo “perdón por habernos pasado de verga, por haber
abusado del negocio por todos estos años”, prometió mejoría aventándole a la
prensa cómplice unas cuantas migajas, como la abolición del repechaje, la
mínima reducción del número de futbolistas no formados en México en la Liga MX
y la creación de un insignificante (tan insignificante que no contará como un
título) premio para el equipo que gane más puntos después de dos torneos, todas
promesas inútiles pues no cambian de fondo la estructura neoliberal del futbol
mexicano, principal causa del actual deterioro de la calidad competitiva en las selecciones mexicanas de futbol de todas
las categorías.
Estos “cambios” no están en absoluto diseñados con el fin de
mejorar en lo deportivo, son más de lo mismo, ellos van a seguir así, únicamente
cuidando el negocio. Mientras estos sean los directivos del futbol mexicano,
seguiremos obteniendo cada vez peores resultados, se los garantizo.
La prensa cómplice habla mucho de la corrupción a la hora de
fichar y promover jugadores, pero poco habla del nepotismo y los compadrazgos
entre los directivos de la FMF, es inaceptable que después de dos meses de la
temprana eliminación en Qatar todavía no se haya logrado contratar un director
técnico para empezar el proceso rumbo a 2026, es vergonzoso que después de 60
días el único cambio en la estructura sea la llegada de Rodrigo Ares de Parga—un
hombre que tuvo pésimas gestiones deportivas en Pumas y Querétaro y que
inclusive salió del club capitalino tras ser acusado de fraudes fiscales—a las
Selecciones Nacionales. ¿En serio no pudieron encontrar a alguien mejor que
Ares de Parga después de 60 días? La respuesta es no, y no porque no exista
gente capaz de ocupar dignamente ese puesto sino porque los directivos del
futbol mexicano son todos una bola de whitexicans neoliberales que viven en una
burbuja de privilegio y cuyo único interés es arrancarle a la afición mexicana
su dinero.
Estos hijos de la burguesía educados en los fraudulentos corazones
de las universidades privadas más fifís argumentan que el negocio es suyo y que
ellos lo manejan como quieren, no les interesa pasar sobre las demás personas,
son capaces de difamar y hasta matar a quien se ponga entre ellos y el dinero,
no les interesa cambiar el futbol mexicano, lo único que les interesa son los
dólares.
Lo más triste es que el futbol vale madres, que estas
terribles personas pertenecen a las mismas familias que manejan todas las
instituciones de nuestro país, mismas que al igual que la Federación Mexicana
de Futbol manejan como la mierda y sólo buscando su beneficio personal, viendo
al pueblo únicamente como esclavo, carne de cañón y cliente.
Y lo más grave del caso es que una buena parte de los medios
y del pueblo está más interesado por el futuro de la selección (varonil)
mexicana que por los atropellos que estos mismos whitexicans cometen con sus
empresas todos los días, mientras el pueblo mexicano no se interese por la
política tanto como se interesa por el futbol, la corrupción seguirá reinando
en México. La corrupción, el individualismo y el nepotismo están tan normalizados
en el país que no debe sorprender a nadie que también estén presentes en todos
los niveles del futbol profesional.
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