¿Te duele la eliminación del Tri en fase de grupos?....¡Sonríe! esto sólo se va a poner peor

 

¿Siguen crudos? ¿Ya dejaron de llorar? ¿Ayer estaban así?: 

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¡Ya, Gonzalo, te están viendo tus hijos! Mejor sécate las lágrimas y ponte a pensar en el futuro, aunque la neta se ve todavía peor. 

Si se quisiera encapsular la tragedia en un instante sólo hay que recordar cómo nos sentimos cuando vimos que el disparo de Uriel Antuna al minuto 87 se colaba hasta el fondo de las redes, cómo gritamos el gol, cómo el país entero se transformaba en un vacío de alegría en el segundo en el que creímos que el futbolista consentido del Tata Martino lograba la proeza y heroicamente hacía que la selección mexicana lograra salir una vez más de la fase de grupos y avanzara al infinito de la mediocridad (y la consistencia) de los octavos de final. Consistencia, eso que no tenemos en nuestras vidas la mayoría de los habitantes de este país. 


¿Cuánto tiempo tardaron en darse cuenta que la bandera estaba levantada? Antuna estaba claramente en fuera de lugar, no se logró nada, por primera vez desde 1978 la selección mexicana no superó la fase de grupos, pero no hay que pensar en eso, compatriotas, les sugiero recordar ese grito ahogado de gol, ese microsegundo de felicidad absoluta, porque el panorama a futuro pinta como Frida Kahlo (o sea, de la chingada).

Ya se fue Gerardo Martino, uno de los responsables del fracaso, todos conocemos sus pecados, pero Martino no es el principal responsable de este fiasco, hay que voltear a ver a los jugadores y sobre todo apuntar el dedo hacia los directivos del futbol mexicano que con sus políticas neoliberales han matado la competitividad en nuestro balompié.

Los errores de los federativos mexicanos han sido repetidos ad nauseam, ya todos sabemos que el sistema de liguilla y eliminar el descenso (y encima de eso el repechaje) fomenta la mediocridad, que la cantidad de extranjeros en nuestra liga compromete la formación de jugadores nacionales, que el dejar de haber competido en CONMEBOL y voltear a Estados Unidos fue una decisión que se hizo pensando únicamente en lo económico y no en lo deportivo, etcétera, etcétera.

La verdad es que en todo el mundo los directivos del futbol profesional son unos asquerosos neoliberales corruptos que hacen cualquier cosa con tal de ganarse unos milloncitos de dólares más, sólo basta con voltear a ver a la FIFA y a la UEFA, maestras de exprimir el producto lo más que se pueda, pero en medio de ese capitalismo salvaje, por lo menos en las federaciones de futbol de los países que van al Mundial aspirando a algo, la competitividad sigue siendo la base de la estructura.

El problema del futbol mexicano es estructural, no es culpa del entrenador ni de los jugadores, es un problema de fondo, un problema social encarnado en la corrupción y la desigualdad, dos de las verdaderas tragedias mexicanas. Pueden cambiar al técnico, pueden cambiar a los monigotes trajeados que posan como directivos del futbol mexicano, pero al igual que en la política, todos son iguales. El problema no son los nombres sino las intenciones, mientras no le arrebaten la FMF a los whitexicans y pongan a personas que se pongan a pensar en como ganar más partidos competitivos en lugar de en ver cómo ganan más dinero el panorama no mejorará en absoluto. 

Además, no mamen, no es como que la selección mexicana de por sí no produzca un chingo de dinero, salvo Brasil no hay otro equipo nacional en el Mundo que genere tantos ingresos, la mexicana es la única selección que es negocio en dos mercados. Estos directivos hinchadisimos de dinero todavía se dan el lujo de ser corruptos de muchas más maneras, trayendo a jugadores extranjeros no por lo que puedan aportar a un equipo sino para quedarse con una tajada de la cuota de transferencia e inclusive cobrando a los futbolistas por jugar en todos los niveles del juego, práctica que es por todos conocida pero que es ignorada por todos los medios tradicionales. 

¿Así cómo? Si se voltea a ver hacia el futuro el panorama es desolador, no hay jugadores jóvenes que vengan empujando desde las categorías inferiores, las generaciones que lograron triunfos importantes como los dos mundiales sub-17 y la medalla de oro olímpica quedaron en la mismísima nada misma y en la FMF no va a pasar nada de verdadera trascendencia. Además ni siquiera se va a competir en ningún torneo oficial más allá de la Copa Oro por ser anfitriones de la próxima Copa del Mundo, para la cual las federaciones estadunidense y canadiense han trazado un proyecto concreto para que sus representativos lleguen a tope, mientras en México no tenemos ningún plan. No les interesa, lo que les importa es el dinero que pase lo que pase ya tienen asegurado, nos tienen cautivos, el juego entre México y Argentina fue el programa más visto en la historia de la televisión mexicana. 

Ah, una cosa más, también hay que apuntar que estos señores amigos del billete son los mismos avaros que le pagan una miseria a las futbolistas mexicanas profesionales, con esos sueldos de 2000 pesos mensuales por los que los multó la Cofece demostraron ser tan rácanos como la selección polaca que avanzó a octavos de final en lugar de México.

Hace rato utilicé la palabra tragedia para referirme a la eliminación de la selección en fase de grupos. La verdad es que no es una tragedia, tragedia es solamente una palabra que los pinches escritores como yo utilizamos para sazonar nuestro trabajo, las verdaderas tragedias en México son la desigualdad, la falta de oportunidades, la violencia (las 5 ciudades con más homicidios per cápita en el mundo están en México), el hambre y la corrupción.

Habiendo dicho esto también hay que reconocer que la selección de futbol varonil es una de las pocas cosas que une verdaderamente al país, es uno de los pocos iconos universales de la mexicanidad y ayer fue una muestra de ello, anoche las calles estaban llenas de melancolía, de silencio, de tristeza. 

Y está bien sentirnos así, que los deportes nos hagan sentir cosas, que nos hagan sentirnos vivos es algo bueno, la cosa es que también hay aprender a canalizar esas emociones hacia otros aspectos más relevantes de la vida, el día en que les exijamos a los políticos tanto como les exigimos a los futbolistas empezará un camino hacia el cambio, mientras no nos radicalicemos, mientras seamos indolentes con todo lo que no tenga que ver con el futbol nada va a cambiar.

Créanme, si lográsemos acabar con la corrupción y la desigualdad en el aspecto político, el futbol mexicano también mejoraría, pero mientras no lo hagamos, el panorama luce desolador, más desolador que nunca.

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