¡Adiós, Marruecos!

El sueño árabe se desvanece 

en el humo del hash y en el polvo

El Arcángel Gabriel recoge tu cuerpo guerrero

de las arenas del desierto del tiempo

donde sucedió lo inevitable.

Nuevamente te encontraste con la muerte

esa vieja amiga de los sometidos

esa perra blanca y fría

que nos regurgita

que nos hace morir y resucitar

y repetir nuestra tragedia.

En tu camino a la inmortalidad

que ya te has ganado

quiero cantarte estos versos

para conmemorar tu hazaña

para que la historia recuerde

tu valentía

cuando te enfrentaste al mundo desnudo

tu futbol

fiero, solidario

y estúpidamente inteligente

con el que

Reconquistaste Iberia

y otra vez llegaste hasta los Pirineos

donde de nuevo estaba Carlos Martel

esperándote

y con la atávica espada del colonialismo,

hecha en África,

hirió tu rostro impoluto.

Pero tú no tuviste miedo

de enfrentar tu pasado

de enfrentar a la Historia

de que tu oponente jugara con las blancas.

Valiente como siempre

te lanzaste al ataque con alfiles y caballos

para cazar al monstruo del millón de dientes.

Que nadie ose olvidar

que lo tuviste en las cuerdas

que lo tuviste revolcándose como un perro

que lo hiciste perder la elegancia que tanto presume

que se le cayeron las plumas

y más que gallo de pelea

lo hiciste parecer gallina.

También se le cayeron

todas las joyas y las piedras preciosas

que te había arrebatado.

Pero lo que no se le cayeron

fueron tus hijos, tus hijas y tu linaje

eso ya se lo llevó para siempre

para saciar su sed de sangre.

Pero tú seguiste buscando

desesperado

como buscamos los marginados

seguiste haciéndole al monstruo

cosquillas con tus garras

pero no lo mataste

porque eso es lo que falta

ser cruel como la bestia

tener un instinto asesino

ser letal

y ser feliz con eso

como ellos.

Ahí encontraste la muerte

y la inmortalidad

porque nadie olvidará

el rugir de los Leones del Atlas

hoy el mundo entero brinda por ustedes

llora con ustedes

pone en alto la bandera del Magreb

y la de Palestina. 




 

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