Narraciones Poetosas: Qatar vs Ecuador.
El grito de rabia del universo resonaba en el eco del desierto,
la sangre corría sobre la arena. Montado sobre el mausoleo de los derechos
humanos, Gianni Infantino osó hacer algo que al mismísimo Sepp Blatter le
parecería demasiado cínico y le dio la bienvenida a todo el mundo al teatro de
marionetas de los autócratas.
La agonía y el cinismo son los temas que envolvían el
cadavérico teatro, todo parecía borroso, chueco, grotesco, la atmósfera era la de
una pesadilla, el eco del silencio lastimaba los tímpanos del mundo. Más que
una epopeya, todos los ojos del planeta parecían haber confluido en un velorio,
lo que debería ser la fiesta más grande es sólo una pantagruélica nave de los
locos, la supuesta máxima explosión de alegría de la especie humana es una
gallina degollada salpicando desconsuelo.
A nadie le pesó más la angustia que a los jugadores de
Qatar, los peones de este ajedrez sádico, que salieron a jugar apabullados por el
éter del escenario, no pasaron ni 3 minutos antes de que el arquero Saad saliera
volando con toda la gracia de un buitre moribundo y dejara la pelota en vilo para
que con una machincuepa Félix Torres le acomodara la pelota en la cabeza a un
viejo amigo, Enner Valencia, quien la empujó para marcar el primer gol del Mundial.
Clásico instantáneo, un gol digno de ser el primero de un Mundial,
icónico como el de Papa Bouba Diop en 2002, el de Lahm en 2006, o el de
Tshabalala en 2010, pero con algo de la energía del gol del cosmonauta Gazinski
en 2018…Al menos eso pensamos todos por un segundo hasta que vimos que el VAR
estaba deliberando y para sorpresa de nadie el gol de Valencia fue anulado en
circunstancias sospechosas, en ese instante todo el Mundo se volteó a ver en
silencio preguntándose si existía un límite para el cinismo de los
organizadores.
Pero el descontento y la angustia no penetraron en la psique
de los ecuatorianos que alzaron la cabeza por encima de toda la mierda que rodea
a esta Copa del Mundo y siguieron jugando, no pasó mucho tiempo antes que Valencia
volviera a entrar volando al área y Saad volviera a salir mal y no tuviera otra
opción que derribarlo. En el duelo desde el punto penal Valencia engañó a Saad
con la mirada y marcó el que quedará registrado como el primer tanto de esta Copa
Mundial, el que haya sido de penal puede parecer anticlimático, pero hay poesía
en el engaño de Valencia, la finta pareció decir: Nosotros (los jugadores)
estamos por encima de toda la mierda de Qatar y de la FIFA.
Cuando la noche se tragaba el desierto Enner Valencia salió
de entre el caos para rematar con la nuca el segundo tanto ecuatoriano y vaciar
el estadio. El abandono de la afición qatarí fue tosco pero preciso, no pasó
mucho más en la cancha. En el segundo tiempo Enner Valencia cayó lesionado y en
ese momento se murió el partido, el caos y la mierda mancharon al futbol y lo
sumergieron en su abismo. El segundo tiempo puede ser resumido con un gran
bostezo. Es imposible salir del partido inaugural y no sentirse sucio.
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